La Sonrisa De La Luna

Y la luna se rió de mí. Eran las doce de la noche y estaba en medio de una carretera de montaña, de esas de las que sólo pasa un coche cada hora y media, si es que pasa. Miraba atónito hacia arriba, debido a que la luna y las nubes se habían unido de tal forma que del satélite sólo se podía apreciar la parte inferior derecha y la curvatura de las nubes hacían que se convirtiese en una irónica sonrisa en medio de una total oscuridad que sólo se rompía por la luz de una linterna que, no sé cómo, tenía en mi mano derecha, cosa extraña puesto que soy zurdo y sólo uso la diestra para escribir en el teclado de mi ordenador. De repente, un ruido ensordecedor lo invadió todo. Era un coche que no llegué a ver debido a la penumbra que allí reinaba, pero sonaba a chatarra, por lo que, pensándolo ahora, debía tratarse de un coche antiguo. Lo importante es que el conductor se paró. Un hombre mayor, canoso, con bigote y barba de cinco días, pero bien vestido, me ofreció a subir. Entré. Al rato me dijo que iba a Rosabella. No había escuchado ese nombre en mi vida, pero no dije nada y me quedé dormido. Un bache me despertó de pronto, miré el reloj, eran las 4:52 a.m., iba a amanecer y el sueño pudo conmigo otra vez.


Al despertarme, me encontré en un parque, acostado sobre el césped. Me habían quitado todo, hasta mi ropa se había llevado aquel "anciano", al menos tuvo el detalle de dejarme la suya; un traje de chaqueta y corbata. Todo ello acompañado de un ramo de rosas.


No entendía nada, me puse aquella ropa, cogí el ramo y me puse a caminar por Rosabella. Las 4:52 p.m. , el tiempo pasaba rápido. Me acordé de Yasmina, había quedado con ella a las diez de la mañana, creo. Me había repetido mil veces que si la volvía a dejar plantada me dejaría. Pensé en esto, y cuando las lágrimas me estaban inundando los ojos, apareció ella. No pensé que hacía allí, en Rosabella. Su imagen era la que yo veía cuando cerraba los ojos; morena, pelo castaño, ojos marrones, de mi altura y muy guapa. Grité su nombre y fui hacia donde ella estaba.
-Ya ves, otra vez he llegado tarde – dije- demasiado tarde a tu querer. Sólo pude decir esas palabras que forman parte de una canción de Celtas Cortos. Eso dije al tiempo que le daba el ramo. Me miró y me devolvió las flores. No estaba enfadada, pero se despidió de mí con la mirada. Se fue. La siguiente línea de aquella canción dice: Y ahora estoy solo.


Las 8:35 p.m., me eché a caminar por una carretera que iba a las montañas; el tiempo seguía pasando muy rápido. Otra vez sueño, otra vez perdí la noción del tiempo. Me desperté. Iban a dar las doce de la noche. Me encontraba tendido en una carretera de montaña, mirando hacia arriba, otra vez la luna y las nubes se habían unido para formar una sonrisa, pero esta vez la sonrisa era malvada, cruel... Aquella sonrisa iluminaba la oscuridad total que reinaba.


Segundos después oí el sonido de una ambulancia y un helicóptero sobrevolaba la zona. Me dolía todo el cuerpo, miré hacia atrás y mi hermano estaba dentro de su coche con la cabeza sobre el volante, el coche destrozado. El impacto me había lanzado sobre la cuneta. Volví a recostarme sobre el asfalto. Tenía mi mano izquierda ensangrentada y la radio seguía sonando, reconocí la música de Celtas Cortos. Y la luna se seguía riendo de mí.

4 respuestas:

Anónimo dijo...

Es todo un honor poder comentarle al mundo, por fin, este relato... ¡Necesitamos una secuela! Me sabe a poco que se quede en una única carcajda de la Luna... ¡Queremos más! :) Deberías escribir más, tienes talento.

Hhhh... Kimerah dejó su huella.

Fúser dijo...

Bueno Señor del Clipper creo que ya sabes lo que pienso de este relato y como te acabo de decir yo también hice uno por el estilo.

Al igual que la chica yo también quiero segunda parte.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Te lo prometi y aqui me tienes, leido.. una sola palabra.. "PRECIOSO".

Coincido con los demás en que tienes mucha calidad, sigue escribiendo para k los demas disfruten leyendo historias k pueden parecer totalmente reales.

Este relato es como la persona que lo ha escrito, te hace sentir bien mientras lees cada una de sus palabras.
Estaría bien algun dia poder ser "Yasmina" pero sin tener que darme la vuelta.

Un beso,
V.

Anónimo dijo...

Holaa niño, no m acordaba de lo chulas que estaban tus historias ;) Como dicen todos, sigue así porque tienes talento y no todo el mundo tiene esa suerte. Besos ^^
Alexandra.

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